LA CARRERA COMO ÓPERA
J.Z. Michael Mann habla sobre una de sus obsesiones en Ferrari: “Quería que todos tuvieran la experiencia de estar en la pista. Sentía que era crucial que entendieran eso. Han conducido autos que son un sueño, pero la gran mayoría de los autos son recreaciones. Tenían que ser muy seguros, y tenían que ser excelentes réplicas”. Agrega Adam Driver: “Conducimos de todo, en Modena, en California, y era muy fácil entender cuán peligrosos eran”. Vuelve Mann: “Me impresionaba eso también: correr en estos autos, la mentalidad del corredor, no implicaba una larga vida. La mayoría de los corredores que aparecen en la carrera, murieron jóvenes, en las pistas. ¿Por qué entonces querían correr? Ahí esta la mentalidad. El duelo era parte de esa vida también. Y eso se cruza con el duelo de Laura, por ejemplo. Entonces, hay muchas cosas que aparecen: el amor, la pasión, el duelo, y que son comunes a estas vidas, a la forma en que viven en ese mundo en particular. Siento que es una película enorme, operística, una ópera, que dice mucho en poco. Creo que tiene actos muy marcados, muy similares a los de una ópera. En ese sentido, en el sentido de la épica, siento que hay mucho de eso. El recuerdo de la juventud, la memoria de lo pasado, la tragedia siempre ahí al acecho. Está en la sangre de todo esto: Pavarotti es de Modena. En la casa de Ferrari uno escucha la ópera que escuchan los vecinos. Hay algo ahí, muy italiano, y no hay que olvidar que la ópera es un arte muy eficiente, pero también crudo, que expresa mucha emoción, que se mete con nuestros propios recuerdos”.