Neofascismos, psicopolítica y subjetividades
Estos “apuntes”, apelan a rescatar un doble archivo teórico. Por un lado, al freudomarxista. Freud y Marx, obviamente, pero también al de Wilhelm Reich, el que hace un siglo se preguntó por qué las masas desearon el fascismo.
Psicopolítica de la vida cotidiana. Apuntes militantes en tiempos de neofascismos
El de Gabriel Rodríguez Varela es un texto valiente, que efectúa una caracterización de la situación psicopolítica actual, traza una genealogía, delimita posiciones teóricas e incita a sostener un análisis militante del inconsciente, al mismo tiempo que propone desarrollar una intervención militante de la teoría. En estos “apuntes militantes en tiempos de neofascismos” el autor sostiene una doble afirmación. Por un lado, que la “ofensiva neofascista” ha triunfado. Por el otro, que los “refugios existenciales” que se puedan sostener resultan vitales. Por eso Psicopolítica de la vida cotidiana indaga en las tendencias de larga duración, más allá de esta coyuntura: porque ese suelo anímico de rotura existencial, se plantea, viene de lejos, y la pandemia no hizo más que consolidarlo. De allí que sostenga que estos “no son tiempos para consignas autocomplacientes” y que las rebeldías y utopías (incluso “maltrechas”) resultan fundamentales, incluso, para seguir con vida (porque “viven del odio” y “no soportan vernos reír”). Claro que esta reivindicación viene de la mano de una advertencia: la de solicitar que se deje de “romantizar” la intemperie y el nomadismo.
Por otra parte, Rodríguez Varela lanza en este texto otra contribución, propuesta desde el campo específico de la salud mental, en el que se desenvuelve como psicoanalista: incita a la discusión para forjar una “agenda psicopolítica” del movimiento popular que se desarrolle en función de “horizontes emancipatorios político-militantes” que logren escapar a las tentaciones
“profesionalizantes” que suelen ofrecer “lxs expertxs” de la “Salud-mental-del Estado” (que aparecen caracterizadas bajo el jocoso nombre de “burocrapsias progrepsistas” especializadas).
Para ello, estos “apuntes”, apelan a rescatar un doble archivo teórico. Por un lado, al freudomarxista. Freud y Marx, obviamente, pero también –fundamentalmente, diría– al de Wilhelm Reich, el que hace un siglo se preguntó por qué las masas desearon el fascismo y el que diseñó dispositivos de intervención situada (política sexual) en el marco de la experiencia soviética inaugurada por la Revolución Rusa de 1917. Por otro lado, Félix Guattari, el que impulsó un “análisis militante del inconsciente” (esquizoanálisis) capaz de desprender se de los lastres f ami l ia - r i s ta s e idealistas del psicoanálisis de “or ientación burguesa”. Doble archivo entonces que, a su vez, tiene sus expresiones especí f icas en el plano nacional y latinoamericano, histórico y contemporáneo, como puede detectarse en las experiencias setentistas de “Documento-plataforma” y en las figuras de la brasileña Suely Rolnik o los argentinos León Rozitchner, Sylvia Berman y Marie Langer (vienesa radicada en nuestro país).
En ese sentido, este trabajo busca indagar sobre los modos más eficaces de abordar aquello que opera de espaldas a la voluntad y reflexión consciente de las personas, para que éstas puedan reapropiarse de sus capacidades singulares y colectivas de agencia e innovación.