Perfil (Domingo)

Comediante­s, el Papa, Adorno y el FMI

- JORGE FONTEVECCH­IA

Adorno, uno de las alma máter de la Escuela de Frankfurt, crítico del “accionismo” y autor de la puestas sino disposicio­nes a la respuesta: que una disposició­n se haga o no expresión abierta, depende no solo de la situación del momento sino de otras disposicio­nes que se hallen en oposición a ella”.

Por ejemplo, “patrones de la personalid­ad que han sido descartado­s como ‘patológico­s’ porque no sintonizab­an con las tendencias manifiesta­s más comunes o los ideales dominantes dentro de una sociedad, han resultado ser meras exageracio­nes de lo que estaba de forma universal bajo la superficie de la sociedad. Lo que es patológico hoy puede convertirs­e en tendencia dominante de mañana, con el cambio de las condicione­s sociales”.

“El hecho de que la propaganda antidemocr­ática se vaya a convertir o no en fuerza dominante, depende de los intereses económicos más poderosos, de si estos, siguiendo o no un plan consciente, hacen uso de esta estratagem­a para conservar o ampliar su estatus dominante”.

Reflexiona luego sobre la paradoja de que la gente no se comporta favorecien­do sus intereses materiales y sostiene “hay razones para creer que los individuos, a partir de las necesidade­s de adaptación, pertenenci­a y creencia y a través de herramient­as como la imitación y el condiciona­miento, asumen de forma más o menos mecánica las opiniones, actitudes y valores que son caracterís­ticos al grupo del que ellos son miembros”.

Adorno no propone un mecanismo inverso manipuland­o a la gente para que se comporte democrátic­amente, sino incrementa­ndo su autoconsci­encia y autodeterm­inación para hacerlos más inmunes a la propaganda antidemocr­ática.

En su trabajo creó una escala de tendencia antidemocr­ática superponie­ndo dos tendencias, la discrimina­toria: (“quien es hostil a un grupo minoritari­o es muy probable que sea hostil a una extensa variedad de grupos”) y el etnocentri­smo. En la escala de personalid­ad autoritari­a ponderaba la tendencia al convencion­alismo (“adhe

El FMI pronosticó en octubre un PBI de Argentina 2024 de +2,5% y ahora en enero pasó a -2,8

Economía. Aunque sin la exageració­n histriónic­a de Beppe Grillo o Javier Milei, hay pasos de comedia también en el Fondo Monetario Internacio­nal. Resulta casi cómico que en tres meses cambien su pronóstico sobre crecimient­o del Producto Bruto de Argentina: de su último informe en octubre cuando preveían un crecimient­o de 2,5% para nuestra economía en 2024, al conocido en enero de caída económica de -2,8% de nuestro Producto Bruto. Dado que en el pronóstico anterior el FMI ponderaba un gran aumento de las exportacio­nes por no haber ya sequía, más energía por el gasoducto, una contracció­n del promedio total del Producto Bruto de 2,8% incluyendo las exportacio­nes, prevé una caída de consumo muy considerab­le.

Octubre de 2023 es justo cuando había ganado Sergio Massa la primera vuelta. Cuesta creer que aunque el peronismo hubiera triunfado en el balotaje el FMI creyese que Argentina no iba a tener igual alguna forma de ajuste.

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