“La política en nuestros tiempos parece más bien una plataforma on demand”
Las noticias en torno a la política se parecen más a programas de la farándula que al análisis político. La filtración de los videos del expresidente con Tamara Pettinato en Casa Rosada, el estreno del documental de la exprimera dama y el video del actual Presidente que confirma su noviazgo con Yuyito González, coparon parte del debate en redes sociales, los programas de magazine; hasta nos hicieron olvidar de los ex-GH. ¿La política argentina atraviesa su pico de espectacularización? ¿Cuánto influye ‘el show’ en las instituciones?
La farandulización de la política. “Cuando la política se reduce a un espectáculo de farándula, el público puede perder la confianza en la capacidad de estos funcionarios para desempeñarse de manera responsable y competente. Esto también con la legitimidad de las instituciones que representan”, asegura Venturini. Agrega que no será el último escándalo que vamos a vivir. Para él, la escandalización, la espectacularización o farandulización, son una característica más del proceso político actual. “Los escándalos pueden ser por corrupción, abuso de poder o contenido sexual y se hacen más mediáticos cuando salen a la luz a través de filtraciones”.
–¿Es posible que la trivialización de la política sea solo un subproducto de la era digital?
–Aunque podría parecer que esta trivialización es un simple subproducto de la era digital, también es efectiva comunicacionalmente en su dimensión negativa y en la generación de estereotipos. La sobreexposición a chismes y escándalos satura al electorado, puede ser utilizada para desacreditar a políticos y fomenta la apatía y el desinterés.
–¿Cuáles son las principales consecuencias de este contexto político?
–La política en nuestros tiempos parece más bien una plataforma on demand, donde los hechos y las narrativas se consumen y descartan rápidamente, sin un análisis profundo. Esto desvía la atención del debate público de los problemas estructurales. Y socava la confianza en las instituciones democráticas, ya que los argentinos comienzan a percibir la política como un espectáculo vacío de sustancia. Además de que fomenta un ambiente de cinismo y desilusión.
–¿Cómo afecta esta situación al debate público en
–Cuando el foco se desplaza del "qué van a hacer" a "qué está haciendo la dirigencia política" en su vida privada, el debate se empobrece. Se deja de discutir sobre políticas públicas, planes de gobierno y soluciones a los problemas estructurales del país. En su lugar, se promueve una cultura de superficialidad y escándalo que deja de lado las discusiones necesarias para el progreso del país. El debate político enfrenta un desafío significativo en la era de la trivialización mediática.
–¿Cuáles son los posibles efectos de las recientes revelaciones sobre Alberto Fernández?
–Los verdaderos efectos aún no pueden dimensionarse completamente; seguramente excederán la crisis del peronismo y recaerán sobre la ‘casta’ y la credibilidad en las instituciones. ¿El gobierno lo capitaliza? Sí, seguramente, y es un elemento más en su intento de reconstrucción de un nuevo orden social y de valores. En el contexto actual, donde la economía, la pobreza, las visitas a genocidas y temas como el dólar dominan la agenda, este escenario puede ser particularmente efectivo para evitar un escrutinio profundo sobre la gestión gubernamental.
–¿Por qué este fenómeno parece más marcado a nivel nacional que en Córdoba?
–La diferencia entre la política nacional y la de Córdoba radica en que estamos frente a un proceso de hipernacionalización del debate político. Las propias demandas económicas de la opinión pública marcan la agenda. Esto también se debe a cómo está conformado el sistema de medios nacionales, cómo se da el debate en las redes y las nuevas plataformas de streaming, todas con mayor financiamiento y con líneas ideológicas más definidas, lo que ayuda a moldear el debate mediático en torno a la agenda nacional.
Se genera confusión entre lo que se considera información política
y entretenimiento