La Feria del Libro Antiguo y un homenaje a Julio Cortázar
Será desde hoy hasta el domingo 22, en la Plaza Seca del CCK. Reúne a 22 expositores, además del stand de la Biblioteca Argentina para Ciegos (BAC).
Contra todo pronóstico, los anticuarios tampoco se rinden. Como no se rinden los artistas ni los escritores ni los centros culturales ni los pequeños teatros independientes: la cultura resiste aun con viento de cola. Así, desde hoy hasta el domingo 22, entre las 14 y las 20 (el día de apertura será hasta las 21), la 17ª edición de la Feria del Libro Antiguo de Buenos Aires volverá a tener su evento especial en el que se reunirán 22 expositores, además del stand especial de la Biblioteca Argentina para Ciegos (BAC) que celebra el centenario de su creación.
Una de las novedades de este año es el regreso de la Feria, organizada por la Asociación de Libreros Anticuarios de Argentina (Alada), a la Plaza Seca del CCK, actualmente llamado por el gobierno Palacio Libertad. El año último la sede fue la Casa de la Cultura porteña. La otra, en orden de importancia, es la presencia como invitado especial del Archivo General de la Nación (AGN), que conduce Emilio Perina, el mayor reservorio documental del país, cuyo rico acervo custodia –entre otros materiales– títulos y registros de la época colonial.
Mañana a las 18, en el Salón de
Honor del Centro Cultural, Perina compartirá un encuentro con Liliana Barela, subsecretaria de Patrimonio Cultural de la Nación; Pablo Gasipi, auxiliar fiscal de la justicia de la Ciudad, y Roberto Vega, presidente de Alada, en el que dialogarán sobre las relaciones entre el coleccionismo y el patrimonio cultural.
Pero sin dudas la estrella de esta edición será Julio Cortázar. El autor de Rayuela tendrá un amplio homenaje con una jornada completa, el día de la apertura, titulada “Cortázar para armar”, con tres charlas consecutivas. A partir de las 15, la escritora Liliana Hecker dialogará con la periodista Eugenia Zicavo. A las 16.30, la lingüista, poeta y ensayista Ivonne Bordelois conversará con Mariana Iglesias. Y a las 17.30, Silvia Hopenhayn expondrá sobre “Las fronteras en Cortázar, géneros, tiempos y lugares”, en tanto el librero anticuario Lucio Aquilanti se referirá a “La obra desconocida de Julio Cortázar”.
Al finalizar la jornada, a las 18.30, habrá una performance, cuya producción está a cargo del Centro Cultural, y se basará en cuentos de Cortázar. Formalmente el evento será inaugurado el miércoles a las 19.30, pero abrirá a las 14 para el público.
Lucio Aquilanti, dueño de la librería que lleva su apellido en calle Rincón 79 de Buenos Aires, es uno de los mayores coleccionistas de manuscritos, primeras ediciones y libros firmados por el autor de Rayuela. Consultado por Clarín Cultura comenta: “Puede decirse que soy el mayor coleccionista de Cortázar o por lo menos lo fui, ya que de hecho la “Colección Aquilanti de primeras ediciones de Julio Cortázar”, que reuní durante 27 años, es la más completa del autor y hoy se encuentra en el Tesoro de la Biblioteca Nacional. Son casi 800 piezas”.
Consultado sobre si Cortázar es su autor fetiche, Aquilanti dice que empezó “a leerlo justo cuando el escritor murió en París en 1984. Tenía yo 14 años y lo leí en la escuela y horas después, fascinado, en mi casa. A los 18, trabajando ya como librero anticuario, compré en una librería del centro ese ejemplar de Los Reyes dedicado, y allí decidí comenzar la colección sin imaginar cuántas sorpresas me depararía ese camino”.
Considerado uno de los grandes maestros del cuento en lengua castellana, para Lucio Aquilanti, “Cortázar no es solo uno de los grandes narradores de nuestra lengua, sino alguien que se convirtió en un personaje muy cercano. Investigar su obra me llevó a visitar sus casas, a hacerme amigo de sus amigos, a conocer alguna de las mujeres de su vida, y fui haciendo un camino, desandando el suyo”. Y agrega: “Le debo muchas alegrías, amigos (y hasta algunos amores), y su literatura me condujo a lugares y situaciones que ni soñando hubiera imaginado”.
Luego del traspaso de las casi 800 piezas y títulos del autor de Final de juego a la Biblioteca Nacional, el anticuario cuenta: “Actualmente tengo en mi poder una buena colección de Cortázar, no tan grande como aquella, pero sí con piezas importantes, algunas muy raras y otras dedicadas”.
Aquilanti enumera -como parte de la expo- Presencia (1938), firmado con el seudónimo Julio Denis y con una tirada de 250 ejemplares; Los reyes (1949), en un ejemplar con dedicatoria manuscrita del autor, que tuvo una tirada de 600 copias. Otra de las joyas será Un elogio del tres (1980), volumen de poesía que acompaña una serie de linografías de Luis Tomasello y fue publicada en Zurich. Tuvo una tirada de 100 ejemplares, firmados tanto por el autor como por el artista.
Consultado el presidente de Alada, Roberto Vega, sobre las expectativas de los anticuarios en este año de recesión económica en el que, a pesar de ello, las ferias artísticas y libreras, exhiben muy buena salud, el también dueño de la Librería Hilario, en Recoleta, comentó que “cada edición de la feria siempre es un desafío para todos los libreros que participamos y, como miembro de la comisión directiva, el compromiso resulta aún mayor. En esta 17ª edición y después de los homenajes al Martín Fierro y a Borges de los últimos dos años, nos propusimos sostener el nivel en las actividades culturales programadas”.
Vega destacó la presencia del AGN en la edición de este año. “El Archivo General de la Nación tendrá un stand institucional. El desafío, como acontece en tantos países, consiste en construir la empatía necesaria para que el Estado y los particulares -coleccionistas, libreros anticuarios, investigadores y demás especialistas- actuemos en defensa de la protección del patrimonio cultural, el público y el privado, con una agenda común.”
Consultada la anticuaria Elena Padin, cuya reconocida Librería Helena de Buenos Aires acaba de estrenar nueva casa en Esmeralda 861, una zona chic del centro porteño, dice que “presentará una selección cuidada de ejemplares históricos, primeras ediciones, libros firmados, grabados y otras curiosidades que no solo destacan por su valor material, sino por el legado que transmiten. En un mundo cada vez más digitalizado, participar en la feria es nuestra manera de rescatar el placer de la lectura tradicional y de reconectar con el papel, el aroma y el encanto de los libros antiguos”.
El año pasado la iniciativa del llamado Espacio Taller enriqueció la experiencia de los visitantes de la Feria. Para este año se preservó un diseño similar, con el protagonismo de los artistas y los artesanos que despliegan sus oficios en torno al libro. Los hay de todos los rubros: la restauración, la encuadernación, manufactura de papeles, impresión e ilustración, así como la edición, el grabado y la caligrafía. Al Espacio Taller se le suma una muestra de objetos históricos vinculados con los instrumentos de escritura.
Más allá del avance indetenible de la Inteligencia Artificial, de la penetración formidable de las redes sociales y los medios digitales, más allá de la pluralidad de pantallas electrónicas para leer, el libro en papel y todas las actividades en su entorno siguen tan vivos como cuando la imprenta de Gutenberg imprimió el primer ejemplar a mitad del siglo XV.
17ª Feria del Libro Antiguo de Buenos Aires, del 18 al 22 de septiembre de 14 a 20 en la Plaza Seca del CCK (hoy Palacio Libertad).
Hoy habrá tres charlas bajo la consigna “Cortázar para armar”.