Manejo sólido y apoyo económico, claves para que Colapinto siga en la F1
El dinero manda en la elite, pero el argentino no pasa inadvertido por su aptitud al conducir y por su carisma.
Si hay una disciplina deportiva que se maneja por el riguroso y, por qué no, despiadado mercado es la Fórmula 1. En la máxima categoría del automovilismo internacional, la
regla del dinero es imperativa hasta en los detalles mínimos. Presupuestos millonarios danzan alrededor de los equipos, de los pilotos y de los Grandes Premios. Pero como en todo mercado, hay que aportar valor. De lo contrario, la Fórmula 1, sin miramientos, margina hasta al más creído.
Franco Colapinto llegó inesperadamente al circo. No porque sus condiciones fueran insuficientes, sino porque Logan Sargeant, con magras actuaciones y un choque insólito en Países Bajos, abrió las puertas de la gloria para el argentino elegido por Williams.
Debutó en Monza con un 12° lugar en un fin de semana histórico. Y en Bakú no sólo fue sólido en su andar sino que además entró en la zona de puntos.
Colapinto no pasa inadvertido en la Fórmula 1. Por supuesto que el aspecto deportivo es el que pesa. Y el chico de 21 años cumple con cada misión asignada en la disciplina. Lo refleja con los resultados.
Pero además llama la atención de todos. Descontracturado, habla con la prensa como si estuviese por competir con sus amigos en una pista de karting, arrasa en las redes sociales y es dueño de un carisma
fabuloso, algo que no se consigue ni se construye fácilmente.
Junto con Alex Albon, competirán para Williams hasta la última fecha, en Abu Dhabi. Pero para 2025 el equipo de Grove ya firmó con el español Carlos Sainz. ¿Qué será del futuro del argentino? Colapinto podría correr en Sauber. James Volwes, jefe de Williams, indicó en una entrevista con Motorsport que lo quiere ver sentado en una butaca de un Fórmula 1 el año próximo. Estas palabras no pasaron inadvertidas.
Hay un solo lugar al que se apunta para que Colapinto continúe en la máxima categoría. Y ese lugar es el equipo Sauber, el mismo con el que Norberto Fontana entró a la F1 en la temporada 1997 por la lesión de Gianni Morbidelli.
Sauber es un equipo en reconstrucción. A partir de 2026 será el flamante team Audi. Los alemanes, tras el éxito conseguido en la gran aventura del Dakar, con un auto motorizado por la novedosa tecnología eléctrica dentro de una actividad por demás exigente en el desierto de Arabia Saudita, ahora se embarcan en otro gran desafío.
Es cierto que los primeros pasos no fueron los ideales. Algunos plazos no se cumplieron como se deseaba y hubo cambios en el medio.
Hace pocos meses se anunció la llegada de Mattia Binotto, ex responsable de Ferrari, y hace apenas 40 días fue el ingreso de Jonathan Wheatley, con pasado exitoso por Red Bull, como jefe de equipo.
Esto es parte de la Fórmula 1. Que un equipo ceda un piloto a
otro. Moneda corriente para un mercado que se mueve al compás de los intereses. “Espero de verdad que siga compitiendo en la Fórmula 1. Quiero que corra en 2025 y preferentemente en la Fórmula 1”, afirmó el mandamás de Williams.
Esto no significa que el argentino cambie de equipo definitivamente. Sería como un préstamo.
“Por supuesto que estará con nosotros”, remarcó Volwes.
Colapinto suma una cantidad de patrocinadores que lo ubican en un lugar destacado dentro de la actividad. Globant tiene buena parte de la responsabilidad para que el argentino acelere en la máxima categoría. Pero esa empresa, además, es sponsor directo de la Fórmula 1, independientemente de Williams.
El piloto nacional no depende sólo del unicornio. Detrás de él, un grupo de compañías, de las más variadas, se unieron para la causa. Y apuestan por un deportista que cuenta con el gran valor de generar una movida mediática sorprendente y un piloto que parece manejarse con la experiencia de los más veteranos y con la frescura de un chico que se desenvuelve en su hábitat natural.
¿Y si no hay F1 para Franco en 2025? Se estima que la Fórmula 2 es el lugar ideal para estar bien cerca del centro de operaciones. Algunos hablan de categorías internacionales como el Mundial de Resistencia o la Super Fórmula japonesa, que por potencia es una opción válida, aunque tan lejana geográficamente que es utópico.
Todo piloto debe sostenerse en las patas de un negocio bien claro: aptitud conductiva y sostén económico. Colapinto reúne ambas necesidades para surfear las despiadadas aguas del libre mercado de la F1. Al valor necesario para hacerse un lugar le suma otras dotes que invitan al máximo responsable de su equipo a esbozar la idea de una continuidad, aunque sea en otra escudería. No había necesidad de semejante declaración de Vowles. Pero puede que el mercado empuje para definir el futuro inmediato de Franco Colapinto en la Fórmula 1.