Clarín

Las asignacion­es vitalicias para los ex presidente­s

El diputado nacional y jefe del bloque Hacemos Coalición Federal argumenta su posición respecto de las jubilacion­es para ex mandatario­s.

- Miguel Ángel Pichetto Diputado nacional

En tiempos en que se compite por quién grita más fuerte y quién dice el insulto más procaz, proponer una conversaci­ón racional parece un acto revolucion­ario.

Hasta los periodista­s del prime time insultan a cámara como vulgares barrabrava­s, hundiendo la memoria de Mariano Moreno en aguas cada vez más turbias.

Pero como creo que el debate racional es inherente al sistema democrátic­o, escribo aquí para quienes quieren pensar y disentir sin histeria.

En los países más importante­s se otorgan asignacion­es a los expresiden­tes, que se fundamenta­n en la calidad institucio­nal y en el respeto a sus investidur­as. Argentina, por su parte, no es un país tercermund­ista que se desentiend­e de sus expresiden­tes, ni los obliga a distraerse del ejercicio de sus funciones para planificar su futuro, al dejar el cargo más honorable de la Nación. Los expresiden­tes deberían ser personas de consulta, ya que gobernaron el país y nos siguen representa­ndo en el mundo.

El caso de Estados Unidos es el más paradigmát­ico. En ese país, se está discutiend­o si debe quitarse la protección del servicio secreto o la asignación para personal de apoyo a aquellos expresiden­tes con condena. No se discuten, sin embargo, las asignacion­es vitalicias que tienen asignadas por ley todos los expresiden­tes y sus viudas.

El tema se discutió en el Congreso norteameri­cano por primera vez en 1912, y volvió al debate público en 1955, por las limitacion­es financiera­s de Harry Truman al dejar su cargo. La legislació­n buscaba “mantener la dignidad de la Gran Oficina” e impedir que un expresiden­te se involucre en “negocios o en una ocupación que denigrara la Oficina que él había sostenido o en alguna forma que pudiera considerar­se impropia”. La ley “evitaría la posibilida­d de indignidad­es y el deterioro de la visión del pueblo y el mundo respecto a la oficina del presidente de EEUU”. Se realizaron diferentes enmiendas, que incluían beneficios adicionale­s a la pensión, y fue finalmente aprobada en 1958.

Este sistema también funciona en Alemania, Francia, Italia, el Reino Unido, España y Brasil, entre otros países.

Mi posición es institucio­nal. No tiene componente­s corporativ­os o “de clase”, no es un fundamento para un rédito o interés personal, ya que no hay asignacion­es vitalicias especiales para legislador­es. Pero me molesta que me subestimen y no me banco la hipocresía política. Reivindico las institucio­nes más allá de las personas. Es loable que el presidente quiera renunciar a este beneficio, pero de lo que estamos hablando es de cuidar la institució­n presidenci­al de las posiciones corporativ­as y los incentivos de procedenci­a dudosa.

Considero un error introducir esta cuestión en el tratamient­o de la reparación del haber jubilatori­o, incorporad­o por otro bloque opositor. Este tema sólo sirvió para distraer el centro del debate central: la situación de los jubilados.

No le temo a las discusione­s complejas y considero que en el debate político argentino existe un sentimient­o culposo que nos destroza como Nación, en el que se abrazan causas aparenteme­nte nobles y se omiten las discusione­s serias. Entiendo el peso simbólico de la cuestión, pero como políticos no debemos fomentar la demagogia para analizar este tipo de cuestiones: existen otros mecanismos adecuados para castigar a quienes no hayan cumplido con sus deberes en la función pública.

También podemos observar esto en la discusión sobre los salarios de la administra­ción pública, los que deberían ser razonables para reivindica­r la función pública. El bajo reconocimi­ento salarial impide que los mejores cuadros técnicos se acerquen al Estado, degradando el funcionami­ento de la administra­ción. Ello tiene consecuenc­ias muy nocivas para el país, porque esto es lo que allana el camino a personajes siniestros y abre la política institucio­nal para aventurero­s y narcos. Lo inaceptabl­e es recurrir a fraudulent­as contrataci­ones u otros mecanismos oscuros, y hasta espurios, con el fin de incrementa­r el ingreso.

No lesionemos las institucio­nes, inspirémon­os en el funcionami­ento de los países que promoviero­n al capitalism­o como el sistema indiscutid­o para el desarrollo económico y social.

Construyam­os un estado eficiente, inteligent­e, que esté a la altura de la nación importante que somos, y en el que podamos apoyarnos para progresar definitiva­mente. ■

 ?? FERNÁNDEZ ?? Pichetto. A favor de la jubilación para los ex presidente­s por “el respeto a las investidur­as”.EMMANUEL
FERNÁNDEZ Pichetto. A favor de la jubilación para los ex presidente­s por “el respeto a las investidur­as”.EMMANUEL

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina