Clarín

Les robaron los celulares y les vaciaron cuentas: por 7 estafas, acusan a una pareja

Las víctimas sufrieron arrebatos de los teléfonos y luego descubrier­on faltantes en billeteras virtuales y bancos.

- mgaik@clarin.com Mariano Gaik Aldrovandi

El tema de Fito Paéz se llama El amor después del amor, pero esta es la historia del robo después del robo. Y la protagoniz­a una pareja que está imputada por 7 casos de estafa por un monto total de $9.800.000 ($ 4.400.000 y US$ 5.100). Las víctimas valen por dos: personas que sufrieron el robo de su celular en la calle y luego vieron vacías sus billeteras virtuales o cuentas de homebankin­g.

Se trata de una nueva variante de la modalidad delictiva más propagada, la del arrebato de teléfonos, tan repetido pero no tan denunciado. Aunque, en estos casos, los damnificad­os tuvieron que ir obligados a la comisaría porque el robo terminó convirtién­dose en el medio para estafarlos.

Los acusados son un hombre de 48 años identifica­docomo M. A. G. y una mujer de la misma edad, A. G. S. Sus nombres no pueden ser publicados para no entorpecer la investigac­ión. Están imputados por estafa y la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccion­al N° 53, subrogada por Matías Di Lello, pidió días atrás que sean citados a indagatori­a, informaron fuentes judiciales a Clarín.

La seguidilla arrancó el 20 de julio del año pasado. Cerca de las 20, un hombre estaba por cruzar Rivadavia y Entre Ríos, cuando un ladrón le robó su Samsung S21. El mal trago iba para largo: a la tarde del día siguiente lo llamaron de su banco para decirle que habían pedido un préstamo a su nombre por $ 650.000. La víctima lo desconoció pero la plata ya había sido transferid­a a una billetera de criptomone­das, a nombre de M. A. G.

El 4 de agosto la víctima fue una mujer que esperaba el colectivo en Rivadavia al 3100, alrededor de las 13.15. Un ladrón le sacó el teléfono y se fue corriendo. Dos horas y media después la mujer entró a su homebankin­g y vio que le faltaban $99.000. La plata había ido a parar a una billetera virtual a nombre de M. A. G. La madrugada del 2 de septiembre, un hombre sufrió el robo de su iPhone 12 y otras cosas en Niceto Vega al 5200, en Palermo. Cuatro días más tarde, vio que desde su cuenta de una app de pago alguien había tomado un crédito por $ 36.000 y transferid­o esa plata.

El cuarto caso ocurrió en las escaleras de la estación Olleros de la línea D, el 16 de septiembre a las 13. Una mujer subía con su iPhone 14 en la mano y un ladrón que apareció por atrás se lo arrebató. Seis días más tarde, descubrió que alguien accedió a su homebankin­g e hizo tres transferen­cias por $141.000, $ 500.000 y $ 56.000 a una cuenta de un banco digital a nombre de A. G. S.

El capítulo motochorro también es parte de esta historia. Ocurrió en Carbajal y Donado, Villa Ortúzar, el 6 de octubre. Un ladrón en una moto le arrebató el iPhone 14 ProMax a un peatón. Más tarde, la víctima usó la funcionali­dad “buscar mi iPhone” y el GPS le indicó que estaba en Estados Unidos al 4200. El hombre fue y vio que allí había un taller de motos. Le preguntó a un mecánico si sabía algo de su celular y este le dijo que no. Cuando volvió, se llevó una desagradab­le sorpresa: alguien entró a una de sus cuentas bancarias y transfirió US$ 5.000 a la cuenta de otro banco de la víctima, le convirtió el dinero a pesos e hizo cinco transferen­cias que tuvieron como destinatar­ios a M. A. G. y A. G. S. Además, le sacaron $ 400.000 de una caja de ahorro y un préstamo por $ 860.000 que fue depositado en una cuenta de la mujer que fue imputada.

La víctima contó después que cuando googleó el nombre de M. A. G., lo encontró en Facebook y era el mismo mecánico que lo atendió en el taller de la calle Estados Unidos.

Cuatro denuncias llegaron a los detectives de la División Ciberdelit­o contra el Sistema Financiero de la Policía de la Ciudad, que notaron un patrón común y le pidieron a la Justicia la acumulació­n de causas. Y lograron atribuirle­s tres casos más.

Según pudo saber Clarín, M. A. G. salió de la cárcel hace poco. A la vez, de la investigac­ión se pudo saber que varias de las cuentas cripto que los sospechoso­s usaban para enviar el dinero de las víctimas fueron abiertas poco tiempo antes. Para eso, usaron sus datos del DNI verídicos y se sacaron selfies para validar las cuentas.

Para evitar ser víctimas, los investigad­ores recomienda­n activar el reconocimi­ento facial o el lector de huellas digitales para validar el acceso y las operacione­s con aplicacion­es de homebankin­g y billeteras virtuales en el celular. También se puede avisar del robo a las compañías financiera­s para bloquear la cuenta de manera preventiva.■

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