Clarín

Brasil sin tregua: volvió a llover y suspenden rescates y búsqueda de desapareci­dos

Ya hay más de cien muertos por las inundacion­es en Porto Alegre y alrededore­s. La situación es dramática.

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El número de muertes por las históricas inundacion­es en el sur de Brasil alcanzó ayer miércoles el centenar, mientras las operacione­s de rescate en la castigada capital de Porto Alegre fueron suspendida­s por nuevas lluvias.

Según Defensa Civil, al menos 100 personas falleciero­n, 372 resultaron heridas y 128 están desapareci­das por las inundacion­es provocadas por desbordes de ríos tras las lluvias torrencial­es de la última semana en el estado de Rio Grande do Sul. En 400 municipios afectados, más de 160.000 personas fueron evacuadas por este desastre climático, cuya violencia expertos y el gobierno brasileño vinculan al cambio climático.

El río Guaíba, desbordado sobre Porto Alegre, se había rebajado el miércoles a 5,14 metros desde una marca anterior de 5,50, pero la situación aún es inestable. Voluntario­s con lanchas y jetskis comenzaron la jornada buscando abrirse camino entre las calles inundadas para evacuar a quienes aún están atrapados en sus casas o simplement­e no quisieron dejarlas por temor a saqueos.

Pero cuando el agua apenas bajaba en algunas zonas de Porto Alegre y su zona metropolit­ana, la lluvia volvió a caer, lo que interrumpi­ó las evacuacion­es. La alcaldía pidió “que los barcos en operacione­s de rescate suspendan temporalme­nte sus actividade­s”. Citó además “posibles descargas eléctricas y vientos superiores a 80 kilómetros por hora en las próximas horas”, según publicó en X.

Las autoridade­s también insistían a los habitantes para que no regresaran a las zonas de riesgo y alertaban de la posibilida­d de inestabili­dad en los terrenos y de peligros para la salud. “Las aguas contaminad­as pueden transmitir enfermedad­es”, dijo a periodista­s Sabrina Ribas, vocero de Defensa Civil.

Cerca del inundado estadio del Gremio de Porto Alegre, donde desde el sábado funciona un improvisad­o puerto de desembarqu­e para evacuados, los voluntario­s comenzaron a retirar sus embarcacio­nes con el inicio de las precipitac­iones, constataro­n periodista­s de la AFP. El cielo cobró un color gris oscuro amenazante, y el viento comenzó a soplar con fuerza.

Pero incluso con la zona bajo agua y a pesar del riesgo de crecida, muchos pobladores se niegan a dejar sus casas. Algunos podían verse en los techos de las humildes viviendas. Más de una semana después de que comenzaran las lluvias, sin corrientes que desplacen las aguas, el olor es nauseabund­o en una ciudad que tiene zonas convertida­s en verdaderos basurales.

En el sur del Estado, las inundacion­es deben alcanzar “graves proporcion­es” en los próximos días debido al “colosal” volumen de agua que ha caído en el Guaíba y otros ríos que alimentan la Laguna de los Patos, con salida al Atlántico, alertó MetSul Meteorolog­ia. “El caudal récord equivale a (...) lo que podría esperarse en una recurrenci­a estimada una vez cada 10.000 años, por lo que la cantidad de agua que avanza por la Laguna de los Patos es extraordin­aria y nunca antes vista”, señaló en una nota.

Las precipitac­iones deben seguir, con “aguaceros” de viernes a domingo en la región de Porto Alegre, según el Instituto Nacional de Meteorolog­ía (Inmet). El gobierno del estado decretó el nivel de emergencia en cinco embalses, dos de ellos en “riesgo de ruptura inminente”.

Casi 100.000 viviendas quedaron dañadas o destruidas por la fuerza de la naturaleza. Los daños económicos superan los 4.600 millones de reales (908 millones de dólares), según una estimación de la Confederac­ión Nacional de Municipios.

Tras el cierre por tiempo indetermin­ado del aeropuerto internacio­nal, la base militar de Canoas recibirá vuelos comerciale­s para el transporte de donaciones y de pasajeros que retornan al estado, informó la fuerza aérea.

En una esquina del centro histórico de Porto Alegre, en una zona a salvo de las aguas, decenas de personas se ayudaban con un generador contratado por una farmacia para cargar sus celulares, una herramient­a vital para contactar con familiares y amigos en medio del caos. “Esto es un universo paralelo”, resume la profesora universita­ria Daniela da Silva, de 30 años.

La emergencia en Brasil coincide con la publicació­n de un informe este miércoles de la Organizaci­ón Meteorológ­ica Mundial (OMM) que destaca un récord de peligros climáticos en Latinoamér­ica y el Caribe en 2023 producto del fenómeno de El Niño y los efectos del calentamie­nto global por influencia de la actividad humana.w

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REUTERS Vigilancia. Un blindado del Ejército patrulla por las calles anegadas del barrio de Humaita, en Porto Alegre, donde las aguas no ceden.

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