Europa teme a Moscú, pero no podrá ayudar totalmente a Kiev
La cumbre del bloque de dos días reconoce la necesidad de proteger al país invadido, pero las posibilidades son limitadas y no habra inmediato apoyo.
Todo el apoyo a Kiev que sea necesario y más fondo para armar al bloque, las conclusiones de la cumbre del Consejo Europeo con la vista y la preocupación colocada en la ofensiva cada vez más feroz de la autocracia rusa de Vladimir Putin. Pero todos esos planes filtrados por la impotencia para cumplirlos.
La ofensiva militar ucraniana del pasado verano boreal apenas avanzó y lo que se sabe es que Moscú se prepara, según todas las informaciones de las que dispone la inteligencia europea, para lanzar en las próximas semanas o meses, cuando el barro se seque, una nueva ofensiva.
Ucrania pide ayuda desesperadamente para contener un frente de concreto n de más de 1.000 kilómetros inexpugnable sin un definitivo apoyo aéreo. Necesita cientos de miles, si no millones, de obuses para las piezas de artillería que ha ido recibiendo, necesita munición y armas antiaéreas, necesita drones, necesita de todo.
Pero los arsenales europeos empiezan a vaciarse tras dos años de guerra y la industria militar europea es incapaz de producir tanto como necesita a Ucrania mientras en Washington los republicanos dominados por el magnate Donald Trump, quien reitera sus guiños a Putin, mantienen paralizada la ayuda estadounidense.
La cumbre europea de este jueves y viernes terminó sobrevolada por estas angustias con buenas palabras para Ucrania, pero las buenas palabras serán prácticamente lo único que consiga Kiev hasta al menos junio. Ucrania va a estar los próximos meses sola ante Rusia. Porque todas las promesas hechas coinciden en junio y hasta entonces no hay nada debido a una serie de dificultades objetivas que se medirán en las elecciones parlamentarias de ese mes.
¿Qué ayuda llegará a Ucrania en junio? Chequia ha conseguido, preguntando por medio planeta, reunir 800.000 obuses de artillería de 122 milímetros (calibre ruso) y 155 milímetros (calibre OTAN). Los checos lo comprarán y enviarán a Ucrania. La factura, de casi 1.500 millones de dólares, se paga entre 18 países europeos. Pero no llegarán hasta aquel mes.
Por las mismas fechas, llegarán los aviones de combate (F16 cedidos por los holandeses, que recibiendo los modernos F35). Los arsenales franceses y británicos de misiles de medio y largo alcance están en mínimos y los siguientes, que debían ser alemanes (los envidiados Taurus) no tienen permiso de Berlín para ir a Ucrania.
Los dirigentes de las instituciones europeas repiten que se ayudará a Ucrania “tanto tiempo como sea necesario”, pero con una industria incapaz de seguir el ritmo de la guerra en Ucrania, los gobiernos no quieren vaciar del todo sus arsenales.
El francés Emmanuel Macron, que advierte el significado geopolítico de una victoria del régimen ruso sobre Ucrania, lleva semanas intentando, con apoyo apenas de Estonia y Polonia, cambiar el paso a los europeos diciendo que se debe estudiar el envío de tropas si los ucranianos son incapaces de sostener el frente.
No serían tropas de combate en un primer momento sino tropas para labores de retaguardia para permitir que Ucrania pueda llevar más hombres al frente. Alemania, Italia, España, Países Bajos y todo los demás rechazan esa idea. Y el canciller europeo, el hispano-argentino Josep Borrell, intentaba esta semana rebajar la retórica que han usado en las últimas semanas algunos dirigentes nacionales europeos. Que la guerra sea posible no quiere decir que sea ni probable ni mucho menos inminente.
La cumbre de esta semana cierra también la puerta a usar el dinero del Banco Central ruso bloqueado en una cámara de compensación belga, Euroclear, para armar a Ucrania. Hay más de 300.000 millones de euros y a lo máximo que llegan los europeos es a permitir que los beneficios de ese dinero (1% anual) se usen para pagar armas para Ucrania. Ese dinero no llegará hasta julio. Ese plan debe ser aprobado por unanimidad y, como siempre en esta guerra, el húngaro Orban se pone del lado de Putin.
El auxilio posible de los europeos recién llegaría en junio.