Hace cinco años él le pidió casamiento y ahora lograron ganar
La historia de amor y velocidad de los Cavigliasso tuvo el mejor final con el festejo en la categoría Challenger.
Aquella noche, frente a las costas del Pacífico, el Dakar cerró su edición de 2019 en Lima. Entre los ganadores subió a la rampa el cordobés Nicolás Cavigliasso, que se impuso de una manera notable.
Al protocolo de la ceremonia de premiación, en la que los máximos dirigentes de la tradicional competencia colocan la preciada medalla sobre el cuello de los ganadores, Cavigliasso celebró, posó para los fotógrafos y abrazó y besó a su novia, Valentina, que además era un pilar fundamental en la estructura de su equipo. Ella estaba en todos los detalles; si hasta le pintaba el roadbook para las etapas siguientes.
De repente, y cuando pareció que el cuatriciclo ya le daría el paso a otros vehículos para continuar con las premiaciones, sorprendió a todos. Hasta a la transmisión oficial del Dakar. Allí él apoyó una rodilla en el piso y abrió una cajita que sacó de uno de los tantos bolsillos para declararle su amor a Valentina Pertegarini. Aquella acción dio la vuelta al mundo: un ganador del Dakar le pidió la mano a su novia, que en el medio de la gran sorpresa respondió afirmativamente.
Los Cavigliasso se transformaron en matrimonio. Se conocen desde que compartieron cuarto grado en General Cabrera, cuando él dejó una escuela rural para estudiar en esa ciudad cordobesa. A partir de allí fueron inseparables.
Compartieron carreras de todo tipo, una convivencia de más de dos años en una casilla en Estados Unidos cuando él competía en el Campeonato americano de cuatriciclos. Y ahora, juntos, como siempre, encaran la categoría Challenger, la de los vehículos livianos, entre piloto y navegante en el Dakar.
Al Dakar 2024 lo encararon con mucha ilusión. Realmente el nivel de la tripulación es de excelencia y el plan de carrera era pelear la punta. Pero todo comenzó torcido. Pinchaduras en el inicio retrasaron al vehículo y tuvieron que sortear etapas iniciales entre los camiones perdiendo tiempo frente a los referentes de la disciplina.
De a poco ascendieron en la general. Y eso les permitió acomodarse en la clasificación. Pero insólitamente la mala fortuna los retrasó casi hasta el abandono. Durante la jornada de descanso, en Riad, cambiaron el diferencial por uno a estrenar con la idea de acomodar el vehículo con lo mejor para la segunda mitad del Dakar.
En la séptima, saliendo de la capital árabe, al vehículo se le rompió ese elemento. Allí quedaron los Cavigliasso, tirados en el medio del desierto a la espera de la llegada del camión del equipo con otro diferencial de repuesto. Finalmente se hizo de noche y con mucho frío pusieron manos a la obra. Con el diferencial cambiado enfilaron rumbo al campamento de Al Duwadimi, donde llegaron después de la medianoche.
Ese retraso marginó a los cordobeses de la pelea por la punta. Sin embargo no se rindieron. Salieron a fondo y en la novena etapa, entre Ha’il y Al Ula, ganaron. “No podíamos imponer nuestro ritmo al principio del Dakar entre los camiones. No podíamos meter una buena etapa. Después ascendimos en las posiciones y ahí sí logramos la carrera que queríamos”, repitió Cavigliasso.
Fueron pacientes. “Son varios años de mucho entrenamiento y dedicación, de buscarle la vuelta, de insistir. El otro día, cuando rompimos, se nos vino todo abajo. Pero el Dakar también tiene mucho de esto, de superarse, de todos los días ponerse nuevas metas; y hoy ganar la especial nos pone muy contentos”.
La Challenger es una categoría que permite lanzarse a los autos del nivel mayor. Ganar una etapa permite abrirse camino a los equipos oficiales. “Uno, como piloto, apunta a ascender, a entrar en diversos lugares y eso es sobre la base de resultados. No es fácil, pero todo se puede dar”. Como la historia de amor que ambos protagonizan.w