Clarín

Diqui James: cómo logró llevar las obras de Fuerza Bruta al mundo

Mañana se reestrena “Aven” en una sala especial de GEBA. Luego, la compañía se dividirá en varios elencos para estrenar en Inglaterra, Corea y Latinoamér­ica.

- Marcelo Fernández Bitar mbitar@clarin.com

Falta poco para que se cumplan cuatro décadas del inicio del camino siempre creativo, original y exitoso de Diqui James. En aquellos comienzos era como un veinteañer­o actor y director de la compañía La Organizaci­ón Negra y sus míticas presentaci­ones en Cemento, pero luego vinieron De la Guarda y Fuerza Bruta, esta última desde 2003.

Los shows de Fuerza Bruta son un imparable y sostenido suceso que trasciende fronteras y que llevó al grupo por más de 50 ciudades de todo el mundo, en muchas ocasiones con varios elencos trabajando en simultáneo en distintos países.

Las residencia­s en Nueva York y Londres fueron un imán para las grandes estrellas del cine y la música. Por ejemplo, Madonna se llevó a varios de sus actores y aplicó algunas de sus ideas. Un número uno del pop y el R&B, el mismísimo Usher, basó un álbum en las creaciones de Diqui. Y no sería descabella­do afirmar que algunas visuales de The Matrix también lo tuvieron como influencia.

Hoy, Diqui está más que satisfecho con el éxito de su última obra

Aven durante el pasado 2023, con fechas totalmente agotadas en la Sala SinPiso que montó especialme­nte en el club GEBA.

Mañana se reestrena, para luego dar paso a un receso antes de subir a escena en Londres, donde Aven estará de julio a septiembre con 80 funciones en la legendaria sala The Roundhouse.

En paralelo, otro elenco irá a Corea y un tercer equipo estará de gira por México y Brasil. O sea que las pesadillas de logística y coordinaci­ón están a la orden del día, al punto que los cinco containers que irán a Inglaterra deberán ser despachado­s en abril porque calculan un mes y medio de viaje.

Semejante éxito, absolutame­nte sin punto de comparació­n con cualquier otro espectácul­o argentino, es una continuaci­ón del suceso de obras anteriores como Wayra o la inicial de título homónimo,

Fuerza Bruta. En el medio, por supuesto, hicieron mega produccion­es como el show del Bicentenar­io en el Obelisco y la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de la Juventud.

Junto a Diqui James, es fundamenta­l su equipo de socios creativos y técnicos, como el músico Gaby Kerpel, Alejandro García y Fabio D'Aquila.

“Estoy emocionado con el éxito de Aven -dice Diqui- porque nos costó un montón de laburo. Ahora hacemos una última parada -dice Diqui- en Buenos Aires, para festejar un poco antes de salir a recorrer el mundo. También entrenamos acá a actores y técnicos de los otros elencos, incluso probando cosas nuevas para el show, siempre con prueba y error”.

Y agrega: “Todo esto se atrasó en medio de la pandemia, así que para mí es una emoción grande haber logrado hacer un show nuevo, cambiar la estética y lograr este show más feliz y luminoso”. -Por más que Fuerza Bruta sea una mega empresa, en el fondo son una compañía de teatro donde nace de la mirada artística, por encima de lo empresaria­l. -Nos mandamos en un viaje que salió bien. Si nosotros hubiéramos pensado en el negocio, nunca hubiéramos existido. Lo que hicimos desde Villa Villa con De la Guarda y luego Fuerza Bruta iba en contra de todas las reglas del mercado. Lo primero que nos pasó fue armar un lugar propio: fuimos al Recoleta a hacer una carpa en un lugar que era un depósito de cosas que estaban tiradas. -Lo mismo con “Aven” en GEBA.

-Claro. Es un espacio que me parece que está buenísimo y que aparte se va a usar para otras cosas. Otra cosa que nos pasó todo el tiempo es que venían de afuera y decían que no íbamos a poder estrenar en otro país por los permisos y las habilitaci­ones de seguridad y técnica. Pero Alejandro García, que está a cargo de eso, consiguió los libros de todas las especifica­ciones técnicas y terminamos haciéndolo en todos lados. Nunca nos sentamos a esperar que alguien hiciera la producción. -¿En qué momento deciden ir preparando otro espectácul­o; cuál es la vida útil de una obra? -Nosotros estrenamos la primera versión de Fuerza Bruta en el 2005 y al año siguiente estuvimos en Londres, donde lo dimos vuelta y cambiamos todo el guión. Terminamos eso y de pronto nos encontramo­s planifican­do el Bicentenar­io y pensando en cosas nuevas. Después hicimos Wayra. -¿Tuvieron dos obras diferentes de gira al mismo tiempo, como Cirque Du Soleil? -Sí. En 2017, antes de empezar a pensar en Aven, hicimos una versión de Wayra en Japón y estuvimos un año ahí. Fue un laburo de

casi tres años, porque Japón nos mostró un montón de cosas e hicimos toda una experienci­a de la cultura japonesa con nuestro lenguaje. Si bien no fue un show totalmente nuevo, fue absolutame­nte diferente. Hoy Wayra sigue funcionand­o: estamos en Corea y estamos yendo a Barcelona. Igualmente la fuimos cambiando. Creo que el teatro tiene procesos más largos que el cine o la música, y nosotros tenemos un lenguaje muy particular que hace que el show no envejece. No es una moda.

-¿Cuando hay giras vos te quedás muchos meses en un país o vas y volvés todo el tiempo?

-Voy y vengo. Cuando actuaba y dirigía me quedaba, pero cuando armamos Fuerza Bruta decidí no actuar. Mi cuerpo lo decidió por mí, pero fue muy interesant­e porque correrme de ese lugar me dio muchísima más libertad creativa e inventé cosas que yo jamás podría actuar.

La estadía en Londres

La primera vez que Diqui James estrenó en Londres fue en 1999, con De La Guarda y la obra Villa Villa. Luego comenzó una relación directa con The Roundhouse, un antiguo depósito ferroviari­o de locomotora­s que en 1966 se convirtió en una legendaria sala de conciertos, donde tocaron artistas como Pink Floyd, The Doors, Jimi Hendrix y Led Zeppelin.

“Cuando nos llamaron -recuerda Diqui- dijeron que lo iban a remodelar y querían que estuviéram­os ahí hasta que cerrara. ¡Terminamos haciendo ocho funciones por semana durante un año! Fue algo increíble. Nos ofrecieron salir en la tapa de Time Out y nosotros ni sabíamos que era la revista más famosa de la época.

-Ahora vuelven ahí con “Aven”.

-Sí. Lo que pasó fue que estuvo siete años cerrado y remodelaro­n todo. Mantuviero­n toda la estructura original, pero por ejemplo sacaron el techo y pusieron otro que permite colgar cosas pesadas. Entonces ves el edificio antiguo pero en realidad es una bomba. Ya no es más un galpón de una vieja estación de tren. Con Fuerza Bruta justo estrenamos el año anterior a la reapertura del Roundhouse, así que ahora por fin vamos a volver y nos están dando todo el verano, ocho semanas de corrido.

-La obra es más luminosa, sin momentos de tensión o incluso terror antes de llegar a la redención.

-Esa era la idea y el desafío. Durante esos dos años de pandemia repasaba el guion y dijimos de hacer un show donde el público no tenga que pasar por esos momentos de tensión para sentir esa felicidad y esa liberación.

-¿Fue por la pandemia que quisiste dejar eso de lado?

-También sentí un poco de resabio ochentoso. Obviamente nuestros inicios fueron recontra dark, entonces el desafío con Gaby Kerpel fue decir “Hagamos el show más feliz que podamos”. Más potente, más eufórico, más luz. Y salió un espectácul­os muy festivo, muy de celebració­n. La idea es que te metés en una caja donde en una hora estás sometido a la prueba de que la felicidad y la belleza existe.

-¿Es cierto que Madonna les robó parte del elenco?

-En New York estuvimos seis años con De La Guarda y mucha gente de cine vino a ver el show. Los de The Matrix vinieron a ver

Villa Villa unas 15 veces. Vino Madonna, que después hizo una producción y nos robó todas las bailarinas e hizo cosas parecidas.

-¿Usher pidió actuar con ustedes?

-Sí. La experienci­a que él fue gracioso porque la gente de la producción me decía que iba todos los días y anotaba y escribía durante la función. Y un día nos llama y nos dice que hizo todo el disco nuevo inspirado en las escenas de Fuerza Bruta, así que le gustaría lanzar el álbum actuando en el show. Gaby se juntó con su productor del disco e hicimos todo el show con sus canciones. Fue una locura.

-¿Dónde está el público más extroverti­do?

-Argentina y Brasil son una fiesta. En Inglaterra son muy ruidosos y extroverti­dos pero el contacto físico es más difícil. Y el público más introverti­do es en Japón, donde no saben cómo expresarlo y no están para nada acostumbra­dos a una propuesta como ésta. Hasta les cuesta aplaudir porque tienen miedo a quedar mal. Realmente les enseñan que mostrar los sentimient­os es de mala educación.

-Lo último, porque es inevitable preguntarl­o. ¿Cómo ves la carrera de tu hijo, Louta?

-Encontró su camino. Es muy emocionant­e mi relación con él. Tenemos un ida y vuelta, más allá de padre e hijo, con conversaci­ones sobre toda su visión artística. Es relindo. Me acuerdo que cuando era chico dormía arriba de los anvils durante los ensayos. Salía de gira con nosotros y dejaba el colegio por varios meses. Y ahora veo lo que hace por el lado de la música y la actuación y la dirección y actuación y todo. Es un animal.

-¿Sos su fan número uno o su crítico más duro?

-Me encanta todo lo que hace y lo disfruto un montón. También le digo un montón de cosas y tenemos conversaci­ones, pero no de crítica. Compartimo­s muchas conversaci­ones artísticas lindas.

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F. DE LA ORDEN En el taller. Fuerza Bruta prepara shows locales e internacio­nales.
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Una experienci­a. “Aven...” y el sostenido suceso de Fuerza Bruta.

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