Arévalo asumió tras el bloqueo a su jura en el Congreso de Guatemala
El presidente prometió luchar contra la corrupción. Y agradeció su apoyo a la Iglesia y a las fuerzas armadas.
Con una simbólica visita a las autoridades de la Iglesia y de las Fuerzas Armadas, a las que agradeció su apoyo, el nuevo presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, inició finalmente ayer sus funciones, luego de una caótica jornada en la que su investidura en el Congreso se demoró diez horas el domingo, trabada por maniobras de legisladores del gobierno que se fue.
En un discurso de apertura, Arévalo dijo que emprendía un nueva carrera de “obstáculos” para transformar este país devorado por la corrupción, que ha puesto en jaque una frágil democracia.
Arévalo, sociólogo, socialdemócrata y exdiplomático de 65 años, asumió el poder poco después de la medianoche del domingo (entrada la madrugada en Argentina) cuando la mayoría de los mandatarios extranjeros, agotados por la espera, ya habían dejado el país.
Arévalo, que este lunes temprano asistió a una misa, pasó revista más tarde a las tropas como comandante en jefe, por primera vez en la Plaza de la Constitución, en el centro de la capital, y no en una instalación militar. Desde que pasó contra todo pronóstico en junio al balotaje, enfrentó una ofensiva judicial que denunció como un “golpe de Estado”, maquinado por la poderosa élite tradicional del país.
El nuevo presidente recibe a una Guatemala con 60% de sus 17,8 millones de habitantes en la pobreza, uno de los índices más altos de América Latina que lleva a miles a emigrar sin papeles a EE.UU.
En su mensaje a los militares, resaltó el compromiso del Ejército, en un pasado no muy lejano autor de golpes de Estado y violaciones de derechos humanos, como el que afectó a su padre, Juan José Arévalo, y a Jacobo Arbenz, ambos al frente del país en una década (19441954) conocida como la “primavera democrática” de importantes reformas sociales.
En su discurso de investidura, el nuevo mandatario prometió rescatar al país de la “impunidad”. Pero reconoció que enfrentará “desafíos monumentales” para erradicar la corrupción que ha “permeado” todo, enquistada en los poderes del Estado. “Debemos superar obstáculos significativos para liberar al Estado de aquellos que lo han capturado durante años, utilizándolo como botín propio”, señaló.
Según los analistas, la corrupción infiltró el Congreso, el poder judicial, el Ejecutivo, alcaldías. “Debe dar resultados rápidos en la depuración de las redes que saquean el Estado” dado el hartazgo de los guatemaltecos con la corrupción, comentó a AFP Manfredo Marroquín, cofundador de Acción Ciudadana, afiliada a Transparencia Internacional.
Encabezada por la fiscal general Consuelo Porras con el apoyo de jueces, la arremetida incluyó intentos por retirar a Arévalo su inmunidad, desarticular su partido y anular los comicios argumentando anomalías electorales.
Arévalo, que calificó las acusaciones de espurias, afirmó que una de las primeras tareas como presidente será pedirle la renuncia a Porras, sancionada por Washington bajo cargos de corrupción.
Pero una renuncia es poco probable, según los analistas. Con 23 diputados, Arévalo lidiará también con un Congreso de 160 asientos, en su gran mayoría de partidos tradicionales conservadores. La jornada del domingo mostró las dificultades que enfrentará en el Parlamento, que se enfrascó en debates y votaciones a favor y en contra en torno a la bancada de Arévalo.
El apoyo internacional seguirá siendo vital. La Unión Europea y el presidente Joe Biden lo felicitaron ayer. Su gobierno sancionó a Porras y a cientos de funcionarios guatemaltecos por “corruptos” y “antidemocráticos”.
Arévalo llega con un fuerte respaldo de EE.UU. y la UE.