Apatía en Chile a días del plebiscito por la Carta Magna
Apenas hay carteles de propaganda en las calles de la capital chilena y el texto constitucional que se votará el domingo no aparece en las vitrinas de las librerías como hace un año. La propuesta tampoco es un tema de debate.
Las campañas a favor y en contra de la segunda propuesta constitucional, un nuevo intento por tener una Carta Magna que sustituya a la que instauró en 1980 el régimen de Augusto Pinochet (19731990), se centraron ayer en atraer a los indecisos con banderazos que agruparon a unas pocas decenas de personas en lugares estratégicos de Santiago y otros puntos del país.
El texto que se plebiscitará fue redactado por un órgano de 50 consejeros elegidos el pasado mayo, en el que la ultraderecha y la derecha tradicional contaban con mayoría.
Las derechas defienden que el documento es mejor que la actual Carta Magna, heredada de la dictadura, porque “recoge” preocupaciones actuales como la seguridad o la migración, y asegura que su aprobación pondrá fin a los cuatro años de incertidumbre institucional que provocó el estallido social de 2019. La izquierda, en cambio, califica la propuesta de “dogmática” y denuncia que supone “retrocesos” en derechos sociales y que profundiza el “modelo neoliberal”.
Se trata del segundo intento por redactar una nueva Constitución que vive Chile, un proceso que arrancó en setiembre de 2022 tras el contundente rechazo en un primer plebiscito a un proyecto escrito por una convención de mayoría izquierdista que proponía una transformación radical de la institucionalidad y era pionero en consagrar el aborto libre y la protección del medioambiente.
La paradoja es que, a pesar de la apatía actual, el reclamo por una nueva Constitución fue central para amplios sectores de la población durante el estallido social de 2019 junto a las exigencias de mejoras en educación, salud y pensiones.
Las encuestas estiman que el “no” se impondría el domingo, aunque la mayoría de los expertos y consultores indican que el plebiscito no está cerrado.
La campaña ha estado marcada por la ausencia de participación ciudadana y actos sobrios que reunieron a decenas de personas frente a las convocatorias multitudinarias del proceso anterior.
Algunos de sus puntos más controversiales se centran en cambios como el artículo que protege a “quien está por nacer” y que para muchos allanaría el camino para derogar el aborto terapéutico en tres causales —violación, peligro de vida de la madre o inviabilidad del feto— que rige desde 2017.w