LAS CONSECUENCIAS DE LA EXPANSIÓN HORIZONTAL
El autor analiza los problemas que trae el crecimiento descontrolado de la mancha urbana: déficit en la provisión de servicios, impacto negativo en la sustentabilidad y mayor gasto en infraestructura.
El crecimiento urbano puede adoptar diversas modalidades que van desde el aumento de la edificación en altura, la intensificación de la edificación en suelos vacantes urbanos, o la expansión horizontal. En las ciudades argentinas, la expansión horizontal suele darse mayormente a expensas de suelo en producción -o potencialmente productivo- agrícola o de zonas boscosas. En términos de la economía urbana, esta modalidad de crecimiento implica importantes procesos de cambio de renta rural a renta urbana, lo que lleva a la generación de un plusvalor que suele tener magnitudes importantes.
Uno de los grandes problemas que atraviesan las urbes es la expansión de las ciudades. El crecimiento descontrolado de la mancha urbana significa en la mayoría de los casos un déficit importante en la provisión de servicios públicos y sobre todo una expulsión de esos habitantes a equipamientos urbanos que se encuentran localizados cerca de los centros urbanos. La expansión horizontal implica una serie de consecuencias negativas para la sustentabilidad de la ciudad en su conjunto, que se derivan de un uso menos eficiente del suelo urbanizado, costos incrementales para las infraestructuras y servicios urbanos, así como impactos ambientales diferencialmente mayores. En cuanto a la densidad de las ciudades argentinas, si bien hay grandes diferencias, el promedio de densidad es de 53 habitantes por hectárea, un valor relativamente bajo. Para tomar de referencia, la Ciudad de Buenos Aires tiene una densidad de 150 habitantes por hectárea.
Para profundizar en este problema desarrollamos un informe que permite analizar cómo fue el crecimiento de la mancha urbana en los últimos 5 años (de 2018 a 2023) en los 34 aglomerados urbanos más poblados del país, que son monitoreados por la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC. Estas 34 ciudades tienen una población estimada de 32,5 millones de habitantes, que representan el 75% de la población urbana del país. En estas 34 ciudades la superficie urbanizada se extendió de 5.815 km2 a 6.060 km2 (606.073 hectáreas), lo que implica un incremento de 245 km2. Se trata de una superficie mayor a la que ocupa la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que es de 205 km2. Los resultados indican que el crecimiento de la mancha urbana tuvo un aumento del 4,2%, a razón del 0,84% anual.
Con un 48,8 % en 2023, la mancha urbana de la Región Metropolitana de Buenos Aires representa casi la mitad de la superficie ocupada por los 34 aglomerados. Su incremento fue comparativamente menor al del resto, descendiendo su participación levemente, la Región Metropolitana de Buenos Aires tuvo una expansión de 2,5%, casi la mitad de lo registrado en el promedio nacional. Hay siete aglomerados que lideran la expansión al registrar incrementos superiores al 10%: Santiago del Estero (12,9%), Salta (11,9%), Neuquén (11,9%), La Rioja (10,8%), Viedma (10,7%), Formosa (10,6%) y Río Grande (10,5%). En este conjunto, cabe tener en cuenta que Neuquén, Salta y Santiago del Estero fueron además, las ciudades que más expansión tuvieron en términos absolutos, exceptuando la Región Metropolitana de Buenos Aires. El NOA y NEA encabezan las ciudades con mayor expansión respecto a su crecimiento demográfico.
Muchas ciudades del norte, como Santiago del Estero, Salta, Formosa, La Rioja, y Resistencia, vienen teniendo expansiones importantes desde 2006. Sin embargo, su crecimiento demográfico no es tan elevado, por lo que la densidad viene disminuyendo. En este sentido, es posible suponer que las modalidades de crecimiento en altura o de aprovechamiento de áreas vacantes internas tienen un ritmo menor a la modalidad de expansión de las manchas urbanas.
Si bien faltan datos más certeros, es posible inferir que esta expansión está dada por vivienda construida por el estado. Lo cual estaría demostrando la continuidad de un patrón de vivienda social extendida, periférica y de baja densidad. La ciudad de Resistencia, por ejemplo, es el aglomerado que perdió más densidad; y es uno de los únicos en los que no disminuyó el porcentaje de propietarios de la vivienda. Es posible considerar que gran parte de la persistencia de la propiedad se basa en modalidades de construcción residencial netamente expansivas.
Los aglomerados de la Patagonia conjugan, en términos gene
El NOA y el NEA tienen las ciudades con más expansión. Pero su crecimiento demográfico no es tan elevado, por lo que la densidad disminuye.
rales, expansiones medias o altas, junto con crecimiento demográfico medio o alto. Es importante considerar que estas ciudades vienen de tener fuertes crecimientos expansivos en las últimas décadas. En efecto, exceptuando Neuquén, los aglomerados patagónicos de Comodoro Rivadavia, Rawson, Bariloche, Puerto Madryn, Viedma, Río Gallegos, Río Grande y Ushuaia tuvieron entre 2018 y 2023 una expansión de 1,23% anual. Otras fuentes que realizaron estudios similares, detectaron para estas ciudades una expansión de superficie de 2,7% anual para el período 2006-2016.
Las ciudades que menos crecieron en expansión territorial fueron Santa Fe (1,6%), Mar del Plata (2,1%), la Región Metropolitana de Buenos Aires (2,5%), San Nicolás (2,8%), y luego Santa Rosa (3,0%), Comodoro Rivadavia (3,6%), Rosario (3,9%), Bahía Blanca (3,9%), y Córdoba (4,0%). Como se puede advertir, en este grupo se encuentran las cuatro ciudades con mayor extensión y población del país.
Si analizamos estos datos con los últimos registros censales sobre el régimen de tenencia de las viviendas, y en especial el fuerte incremento de la modalidad de inquilinos, es posible suponer que parte del incremento demográfico está habitando en zonas ya edificadas, es decir, puede ser coincidente con las expansiones más bajas que se estuvieron detectando, en especial en ciudades pampeanas.
En todo caso, se observa que el crecimiento de la mancha no es neutral y tiene implicancias importantes sobre el tipo de ciudad que se consolida. La falta de planes urbanos, o la falta de aplicación de los existentes, repercuten en un crecimiento descontrolado y de baja densidad. Ojalá este tipo de datos sirvan a los decisores públicos para tomar medidas que no atenten contra la sustentabilidad de las ciudades. «